Estrés es una de las principales consecuencias que ha tenido el incierto e inestable periodo de pandemia. La preocupación de las personas por mantenerse sanas, la duda de cómo evolucionaría la pandemia, el agravamiento de problemas en casa y las constantes pérdidas, desde seres queridos hasta el empleo, detonaron problemas de salud mental en el grueso de la población.
El retorno de las actividades presenciales en los lugares de trabajo no ha significado el alivio y tranquilidad que se esperaba. Antes de la contingencia sanitaria, se estimaba que poco más del 40 por ciento de la población económicamente activa en México padecían estrés laboral. En la actualidad esa cifra incrementó y se calcula en cerca del 75 por ciento.
¿Por qué hay una preocupación generalizada en atender el estrés? Debido a que se le relaciona con el surgimiento de enfermedades y/o padecimientos más graves, como depresión o ansiedad, problemas de la piel, presión arterial alta, insuficiencia cardiaca, diabetes, entre otros. Afecta a las personas en todos los ámbitos de su vida; el laboral no está exento.
El estrés, precisa la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, es un sentimiento de tensión física o emocional que puede provenir de cualquier situación o pensamiento de frustración, enojo o nervios.
El cuidado y atención de la salud mental, incluido el estrés, son la base para la construcción de una vida plena y satisfactoria de la población. Por ello vale la pena identificar cuáles son las señales que nos advierten si estamos padeciendo estrés excesivo, que pueda derivar en algo de mayor preocupación y atención; por ejemplo:
- Dificultad para conciliar el sueño o interrupciones durante la noche.
- Sensación de agotamiento o somnolencia durante el dí
- Baja energía, dificultad para concentrarse o
- Malestares estomacales o trastornos digestivos.
- Dolores de cabeza y/o musculares.
- Rigidez en el cuello y/o tensión en los hombros.
- Aceleración de los latidos cardiacos.
- Intolerancia, cambios de humor e irritabilidad exagerada.
- Postergar asuntos importantes o dudar de la capacidad.
- Sentirse nervioso e imaginar situaciones