El largo periodo de contingencia sanitaria por el que hemos atravesado, sumado a la transformación del entorno empujado principalmente por la evolución de la tecnología, nos ha mostrado que la constante es el cambio. La gestión y administración del cambio tienen para las organizaciones una trascendencia enorme, pese a que muchas de ellas no lo tienen claro aún.
Si una empresa (sin importar su tamaño y giro) no está preparada para realizar esos cambios que requiere de una manera ordenada, lo que se va a generar a su interior y al exterior es caos. Y aunque muchos se nieguen a aceptarlo, preverlo o contemplarlo, el cambio es algo que al ser humano le resulta incómodo, no le entusiasma y prefiere evitar.
Así que si las empresas están conscientes de que los cambios continuarán, deberían también tomar conciencia de prepararse para afrontarlos y gestionarlos de la mejor manera. A esto se le conoce como change management o administración del cambio; es decir, todos aquellos modelos y técnicas que se pueden utilizar para manejar el lado social del cambio.
Si bien algunas organizaciones se han tomado en serio este proceso, la realidad de la gran mayoría es que el “movimiento” no se está dando al ritmo de adaptación que requieren. Para sobrevivir en el competido entorno actual es necesario que los cambios se hagan de manera acelerada, estructurada y certera.
A reserva de que las organizaciones tomen medidas y decisiones con base en una estrategia debidamente planeada y estructurada, estas son cinco preguntas que deben hacerse para saber si están teniendo una correcta administración del cambio:
- ¿Estamos como organización impulsando los cambios que son realmente relevantes para nuestro modelo de negocio, considerando mercado, competencia y clientes?
- ¿La cultura de nuestra organización permite llevar a cabo los cambios de manera ágil y está alineada para poder ejecutar el procesos de adaptación?
- ¿Contamos con la red necesaria para encargarse de los cambios que se requieren, desde los voceros hasta quiénes los liderarán?
- ¿Tenemos claro todos los que conformamos la organización de la situación en la que nos encontramos como negocios y la necesidad de realizar cambios?
- ¿Hemos detectado o dimensionado el impacto de los cambios que hemos planeado o que ya iniciamos?
- ¿Conocemos las ideas y opiniones de los colaboradores o al menos de quienes se encargarán de ejecutar los cambios?