Tras un largo periodo de pandemia, las empresas chicas, medianas y grandes están coincidiendo en una misma duda: ¿cómo mantenerse competitivos después de un largo periodo de pandemia? Sobre todo ante la incertidumbre de cómo se irá presentando el futuro, el cuestionamiento es si están preparadas.
Es innegable que toda persona y empresa ha sido impactada de alguna manera por la pandemia. La gran mayoría lidió con las medidas de prevención que se tomaron para contrarrestar los embates de un virus que ha puesto al mundo de cabeza y hoy sigue dejando secuelas, no solo físicas y mentales, sino también sociales y económicas.
La oferta y la demanda de productos e insumos se han visto gravemente afectadas por la contingencia sanitaria. En este tiempo las empresas han tenido que recurrir a todo tipo de ajustes que les permita ser competitivas y mantenerse a flote; desde migrar a nuevos modelos de negocio o readaptar el que ya tienen, hasta verdaderas transformaciones para encontrar nuevas formas de generar ingresos.
La supervivencia ha sido una prioridad para la mayoría durante los últimos dos años. Sin embargo, ahora que los casos de contagio han disminuido con consistencia y se va retomando con cautela “la normalidad”, las organizaciones, sus líderes y sus áreas de Recursos Humanos deben estarse haciendo ciertas preguntas que les ayuden a hacer sentido con la situación actual y el posible futuro.
¿Qué preguntas deberían estarse haciendo? Estos son solo algunos ejemplos cuyas respuestas pueden contribuir a encontrar nuevas rutas o trazar nuevos caminos:
- ¿Cómo y qué tanto nos afectó la pandemia?
- ¿Hemos resuelto ya las principales afectaciones?
- ¿Estamos preparados para enfrentar otra situación similar?
- ¿Qué hicimos bien en el manejo de crisis?
- ¿Cuáles fueron los procesos más eficientes?
- ¿Qué podemos y qué no podemos mantener?
- ¿Salimos fortalecidos de esta crisis o no?
- ¿Qué descubrimos sobre nuestra gente y cultura?
- ¿Qué necesitamos para evolucionar?
- ¿Cómo podemos adelantarnos a posibles crisis?