El porcentaje de empresas que invierte en capacitar y desarrollar a su personal es todavía muy bajo en nuestro país. La mayoría desea maximizar la productividad de sus colaboradores e incrementar su competitividad casi como por decreto; es decir, creen que solo porque el jefe exija y fustigue se darán de inmediato mejores resultados.

La competitividad se debe impulsar desde el interior de las organizaciones a través de diferentes acciones. Requiere de una estrategia planeada y enfocada en potenciar el talento y capacidades de los colaboradores, tanto en conocimientos técnicos como habilidades blandas.

En otras palabras, para ser competitivo es necesario invertir en el desarrollo del capital humano y en establecer las condiciones internas que favorezcan e impulsen su crecimiento. Solo así lograremos que el colaborador obtenga las herramientas que le permitan realizar mejor su trabajo, y como consecuencia se optimice el desempeño de su equipo y de la organización en su conjunto.

La productividad no debe girar únicamente en torno a la entrega de resultados, sino a muchos otros aspectos que le impactan directamente a las organizaciones. En este caso, ¿cuáles son algunos beneficios que se obtienen cuando se promueve e impulsa el crecimiento de los colaboradores? Entre otros:

  • Crece su nivel de satisfacción con su trabajo y la empresa
  • Optimizan su desempeño individual y de grupo
  • Refuerzan su confianza para llevar a cabo sus funciones
  • Toman mayor responsabilidad en los resultados
  • Se fortalece el trabajo en equipo
  • Alinean su misión y la de la organización
  • Decrecen los errores operativos
  • Mejora el clima organizacional
  • Disminuye la rotación laboral
  • Encuentran mayor equilibrio en su vida personal y laboral