Hace mucho tiempo que Recursos Humanos dejó de ser un área alejada del resto de los departamentos de la empresa, solo encargada de llevar la nómina, contratar nuevos talentos y finiquitar las relaciones laborales. Se ha convertido en un verdadero socio de negocio, un área estratégica que ayuda a la organización a lograr mejores resultados.

Hace tan solo dos años los líderes de negocios no preveían el crecimiento de sus departamentos de RH, pero con la pandemia el panorama se ha modificado e impulsó la relevancia y participación de esta área encargada de manejar todas las relaciones con los colaboradores.

La contingencia sanitaria, que ha desembocado también en una crisis económica y social, ha hecho que las organizaciones adopten mayor enfoque en su capital humano como parte de su estrategia empresarial, lo que ha reafirmado la posición  de RH como un engrane clave en el funcionamiento y operación, para mantener la estabilidad y la continuidad que tanto requieren hoy los negocios.

Decir que la labor de Recursos Humanos es la gestión del talento es una afirmación bastante amplia. Las funciones y los alcance de esta área dependen en gran medida de la manera en que está conformada la organización, pero entre las funciones que hoy debe desempeñar de acuerdo con las circunstancias se encuentran las siguientes:

  • Estrechar la relación con los colaboradores; mantenerse cerca, escucharlos y establecer interacciones positivas con ellos.
  • Identificar y analizar los cambios que se han dado en la organización, para subsanar alguna brecha con capacitación o nuevos talentos.
  • Gestionar la seguridad y el bienestar de quienes conforman la organización, desde lo laboral hasta temas de salud física y mental.
  • Mantener alto el nivel de compromiso de los colaboradores, con mediciones de productividad.
  • Establecer condiciones equitativas entre quienes laboran en las instalaciones de la empresa y quienes lo hacen desde su casa.
  • Implementar nuevas estrategias de liderazgo, de cooperación, de trabajo en equipo para que no se vea afectada la operación ante los cambios.
  • Estar al pendiente de las nuevas regulaciones laborales que han entrado en vigor y cuidar que se apliquen correctamente.
  • Revisar la cultura de la organización, identificar si ha cambiado en algo, saber si requiere ajustes y transmitirla a los diferentes niveles.