El trabajo fuera de los espacios que las empresas disponen para llevarlo a cabo (o “home office”, como arbitrariamente le llamamos en nuestro país) es una medida de flexibilidad laboral que ya venían explorando algunas organizaciones desde hace unos años atrás, pero que se generalizó con la aparición de la pandemia.
En algunos países, sobre todo de Europa, es una modalidad muy extendida; desde antes de la contingencia, se estimaba que aproximadamente una tercera parte de las personas desarrollaban su jornada laboral, o parte de ella a distancia. Es decir, más del 30 por ciento.
Por contraparte, en Latinoamérica la cifra de personas que realizaban home office o teletrabajo previo a la pandemia era inferior al 3 por ciento. El confinamiento obligó la implementación de este modelo, sin embargo, en cuanto les fue posible la mayoría de las empresas fue retornando a sus colaboradores a sus lugares de trabajo.
La razón por la cual existe una diferencia tan marcada entre unos países y otros respecto a la adopción del trabajo a distancia son diversas y complejas. Pero en cierta medida tiene que ver con la cultura organizacional de las empresas, liderazgo y falta de conocimiento de cómo implementarlo, qué beneficios puede representar y cómo lograr el mismo nivel de compromiso y productividad.
Existen ideas preconcebidas y mitos respecto al trabajo a distancia que no son del todo ciertas, o que se pueden evitar y corregir. Estos son algunos de ellos:
- Se pierde el control sobre los colaboradores. Un alto porcentaje de negocios y empresas de todos tamaños creen que solo al tener a sus colaboradores a la vista tienen control de lo que hacen. La realidad es que existen herramientas para monitorear y supervisar las tareas que realizan
- La productividad disminuye. Como todo cambio requiere de acoplamiento, pero si se realiza de forma clara, ordenada, con reglas definidas, apegado a objetivos, con las herramientas necesarias, evaluaciones de desempeño y una sólida cultura, la productividad no se verá afectada
- La jornada laboral se reduce. La medida tradicional para determinar si alguien trabajó es cumplir con un horario. Aunque hoy existe tecnología para hacer un seguimiento riguroso de horas de trabajo, el enfoque debe cambiar del tiempo dedicado a la productividad
- El aislamiento afecta el desempeño. Es cierto que hay quienes se sienten aislados al trabajar desde casa y requieren contacto físico, pero no es una regla que aplica a todos. Hay que identificar cada caso, estrechar el acompañamiento y propiciar espacios o momentos para la convivencia