El incesante avance de la tecnología, con resultados que francamente sorprenden, hace dudar a muchas personas sobre el futuro de sus empleos. La evolución e incremento de las tecnologías autónomas dejó de ser ciencia ficción, por lo que se ha generalizado una preocupación real: la posibilidad de que desaparezcan puestos de trabajo.

Hace algunos años, en el Foro Económico Mundial se dio una cifra que llamó poderosamente la atención: para 2025, 85 millones de puestos de trabajo podrían ser desplazados por un cambio en la división del trabajo entre los humanos y las máquinas.

El progreso de la inteligencia artificial, que vemos con ejemplos claros cada vez con mayor frecuencia, nos está mostrando que cientos de tareas serán ejecutadas por una computadora, sin que se requiera la presencia de un ser humano y con mayor precisión, rapidez y efectividad.

Sin embargo en este mismo Foro se puso sobre la mesa otro dato que dio un panorama distinto: pueden surgir aún más empleos que se adapten a la nueva división del trabajo entre humanos, máquinas y algoritmos. La estimación es de 97 millones, una docena de millones más de empleos de los que serán desplazados.

La tendencia global es la transformación del trabajo, lo cual no significa la desaparición de puestos. Expertos en estos temas aseguran que las tecnologías emergentes en los procesos laborales de las empresas es una gran área de oportunidad para generar nuevos empleos, desarrollar al talento que ya forma parte de la fuerza laboral y la incorporación de los jóvenes a la economía formal.

Lo que está sucediendo, advierten, es la escasez de personal calificado en las empresas para realizar ciertas funciones. Será fundamental que promuevan y faciliten a sus colaboradores la adquisición de esas nuevas competencias. Pero no solo eso, sino que aprendan a desempeñar sus actividades de manera diferente a como lo venían realizando y que no se dé un desequilibrio de habilidades.

En este contexto, impulsar el desarrollo de competencias y habilidades debe ser una prioridad de las empresas para con sus colaboradores. La actualización y capacitación será fundamental para poder dar respuesta a los requerimientos y necesidades que vayan teniendo, o adelantarse en una era que será cada vez más digital.

Así es que más que preguntarnos si la tecnología será la causante de que desaparezcan puestos de trabajo (y corramos a quemar las máquinas, como sucedió con la Revolución Industrial), las organizaciones deberíamos estar analizando el impacto que está teniendo en la vida laboral. Identificar con oportunidad las nuevas habilidades que deben desarrollar nuestros colaboradores o el perfil del talento que requerimos atraer para cubrir los nuevos puestos que irán surgiendo.