Llamó la atención hace unos días que se habló de la celebración del Día Internacional de la Diversión en el Trabajo. Se trata de una iniciativa creada e impulsada en 1996 por una compañía consultora estadounidense con el objetivo de mostrar que la diversión y el trabajo son compatibles; una no excluye al otro, y no por eso le resta importancia.

La celebración inició en Estados Unidos y se ha ido propagando en otras naciones, en las que se llevan a cabo diversas actividades encaminadas a enfatizar que la diversión y el buen humor no solo son necesarios en las empresas, además contribuyen a fomentar la creatividad, el trabajo en equipo, la eficiencia y un buen ambiente laboral.

“El buen humor y la diversión ayudan a relativizar los problemas y elevar los niveles de productividad”, aseguran quienes apoyan esta celebración. Habrá que ver resultados de estudios que avalen tales afirmaciones.

Lo cierto es que trabajar en un ambiente sano incide de forma positiva en los colaboradores; es más viable que se sientan a gusto, disfruten su labor, disminuyan su estrés, eleven su desempeño e incluso sea una razón que contribuya a retener al talento y generar mayor compromiso.

El bienestar emocional de los colaboradores ha cobrado una nueva relevancia a raíz del impacto que ha tenido la pandemia en la población. Y más allá de cumplir con las normas de la Ley Federal del Trabajo y evitar sanciones, cada vez son más las organizaciones que tienen consciencia y compromiso por garantizar condiciones laborales satisfactorias para sus colaboradores.

Un número creciente de empresas han emprendido acciones que procuran el bienestar integral para sus colaboradores en diversas áreas, desde la salud, que abarca temas de nutrición, cuidado físico y aspectos emocionales, hasta asuntos legales y de economía familiar.

Sin embargo, el cuidado de las emociones, nos hemos dado cuenta de un tiempo a la fecha -y más en los últimos dos años-, es un factor muy importante dentro de las organizaciones. Vemos cada vez más esfuerzos por implementar dinámicas que contribuyen a crear un ambiente positivo, promover un liderazgo empático, a fortalecer la comunicación y a fomentar la integración de los colaboradores.

Va mucho más allá de festejar cumpleaños, organizar la celebración de fin de año, realizar dinámicas de convivencia entre colaboradores o implementar actividades como el “team building” u otras. El bienestar del colaborador tiene que ver mucho más con la propia cultura de la empresa, que se sienta identificado con ella, con los valores que la rigen.

Ojo, no significa que no sirvan esas iniciativas, sino que serán de poca utilidad si la gente no ve reflejado en el día a día lo que la empresa postula como principios y valores.

Temas de inclusión, equidad, empatía, flexibilidad son los que van cobrando relevancia entre los colaboradores, y es labor de las empresas escucharles, conocer sus ideas opiniones y sentimientos para construir juntos una cultura sólida, fuerte y que les represente un sentimiento de pertenencia, en el que se sientan en bienestar.