Las prioridades para los colaboradores han estado cambiando desde hace tiempo, en parte debido a la transición de las generaciones que conforman el mercado laboral, con mujeres y hombres que tienen distintas prioridades, intereses personales, objetivos profesionales y visión de vida con respecto a las llamadas “Generación X” y “Baby boomers”, que hasta hace no mucho conformaban las empresas.

Un par de factores que también han sido fundamentales en este cambio ha sido la evolución de la tecnología y la pandemia, que vino a modificar desde los modelos de trabajo hasta la manera de pensar. Bajo este marco se ha afianzado una tendencia: el salario no es determinante para que las personas se sientan felices en su trabajo.

Hombres y mujeres se sienten hoy mucho más atraídos por organizaciones que les brindan acceso a ciertas condiciones de vida y trabajo, con un equilibrio entre ambos ámbitos, así como por aquellas con las que coinciden sus valores. De no encontrarlo están dispuestas a cambiar de empleo, sin detenerse del todo por la remuneración económica.

El llamado salario emocional ha evolucionado, y por ejemplo cuando realizamos en TOP Companies evaluaciones de cultura en las empresas consideramos diversos aspectos, que van desde prestaciones y beneficios hasta oportunidades profesionales, pero también cómo los colaboradores viven los valores de la organización, el liderazgo, entre muchos otros, pues el espectro de lo que impacta a las organizaciones es amplio.

Así es que aquí compartimos cuatro factores que hemos identificado entre los que actualmente importan a los colaboradores para su satisfacción laboral y hacen que los lugares sean polos de atracción para laborar:

  • Acceso a oportunidades de desarrollo, no solo para hacer carrera dentro de la organización, también para su crecimiento personal y profesional
  • Flexibilidad para llevar a cabo su trabajo, desde modelos híbridos que incluyan home office y horarios abiertos hasta laborar por proyectos u objetivos
  • Una cultura organizacional que empata con sus valores y propósitos personales, con la cual se identifican y también se comprometen
  • La calidad del liderazgo, más orientado a la equidad, a la empatía, a la comunicación abierta, a la retroalimentación y a la ejemplaridad