El final de un año y el inicio de otro siempre nos llevan a la reflexión sobre lo que hemos hecho durante este periodo, evaluar nuestras acciones, cuestionarnos qué y cómo podemos mejorar, así como a proyectar lo que deseamos en el ámbito personal y profesional.
Este momento es para muchas personas la oportunidad para reajustar o como el lugar común lo señala: escribir un nuevo capítulo en sus vidas. La tradición en la mayoría de los casos es formular propósitos de año nuevo, establecer una lista con metas que queremos alcanzar y hábitos que pretendemos mejorar.
La mayoría de las personas reconoce que inicia con mucho ímpetu el año, pero conforme van pasando los días se va diluyendo su energía y pasión hasta que los deseos quedan en el olvido. ¿Por qué sucede ese creciente desinterés conforme avanza el tiempo? ¿Vale la pena volver a plantearnos propósitos? ¿Qué podemos hacer para que no se desvanezcan?
Sí vale la pena, pero pongamos cuidado en la estrategia que planteamos para alcanzar los propósitos. El inicio de año es un valioso corte de caja, el cierre y comienzo de un ciclo, el impulso para lo que vendrá, así que no perdamos esa oportunidad. Aquí te proponemos cinco acciones que te ayudarán a mantener la vigencia de esos planes que ahora tanto te entusiasman.
- Plantea objetivos a largo plazo, pero para llegar a ellos establece metas reales y alcanzables en corto tiempo
- Sé constante y dosifica tu esfuerzo hasta convertirlo en un hábito; de lo contrario quemarás tu energía al arranque
- Busca fuentes de motivación que complementen tu esfuerzo inicial; puede ser algún premio cada determinado tiempo o logro
- Traza la ruta y establece una metodología; no se trata de ser esquemático o cuadrado, sino que tengas claro cómo darás cada paso
- Revisa tus resultados, analiza el esfuerzo que empleas y si es necesario has ajustes sobre la marcha, pero no pares