Ya hablábamos en la primera parte de este artículo sobre el reto que representa mantener equipos de trabajo eficaces y efectivos, además de que la base que nos permitirá consolidarlos es la cultura organizacional, orientada a la participación y la colaboración.
Ahora abordaremos las acciones concretas que permiten conformar y desarrollar esos equipos. Debemos partir del entendido de que estos no se crean por mandato, sino son fruto de un proceso de maduración en el que quienes los conforman aprenden a trabajar juntos, guiados por un objetivo común.
De inicio, las empresas y sus áreas de Recursos Humanos deben destinar gran parte de sus esfuerzos en hacer una correcta selección de las personas que conformarán el equipo, tomando en consideración sus capacidades, intereses y habilidades tanto técnicas y profesionales como blandas y de relación interpersonal.
Para algunos puede parecer poco importante este paso, pues creen que una vez que se crea el equipo las personas se irán integrando en el camino y se adecuarán tarde o temprano. Sin embargo, la mayoría de las veces no es así y terminan por no dar los resultados esperados. Hay que hacer, pues, una debida selección.
Otro aspecto fundamental es que a todos quienes conforman el equipo de trabajo les debe quedar claro las razones por las cuales existe el equipo, cuál es el rol que desempeña cada uno, así como sus responsabilidades, además de cuáles son los objetivos que persiguen y los parámetros bajo los que se medirá el desempeño y productividad, tanto individual como del grupo.
Igual de importante es que la empresa le brinde al equipo las herramientas, la tecnología, la información y todos los recursos e insumos que requiere para llevar a cabo su trabajo. Pareciera una obviedad, pero en realidad no lo es tanto en la práctica.
Es clave, de igual forma, el desarrollo de las habilidades blandas necesarias para que las personas trabajen con otros y puedan enfocarse en la productividad. Es decir, que sean empáticas, resilientes, con capacidades de comunicación, negociación y solución de problemas, entre otras. Puede ser a través de cursos u otras estrategias que emprenda el área de recursos humanos, pero siempre instrumentado a través de los líderes de los equipos y de la propia empresa.
Finalmente se debe contemplar brindarle capacitación al equipo, tanto en lo individual como grupal, con miras a mejorar su funcionamiento colectivo, y darle seguimiento a su desempeño. En este sentido también se debe reconocer su labor cuando logran lo que se espera de ellos o hace alguna otra aportación valiosa.
En la actualidad, dada la contingencia sanitaria que ha obligado a las empresas a compactarse y valerse cada vez más de la tecnología, pareciera que el reto es mayor. Sin embargo, es un muy buen momento para aprender (o reaprender) a trabajar en equipo y eliminar el “ustedes” dentro de la organización para ser más efectivos y eficaces.
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