Asumamos que estar en casa será una condición que, o bien pueda volverse permanente, o seguramente mantendremos por una especie de modelo híbrido de trabajo. 

Lo anterior para algunos puede ser una pesadilla extendida, para otros un sueño cumplido, pero desde la óptica que lo veas lo cierto es que debemos hacer equipo en casa para poder ser altamente productivos.

Hacer equipo puede incluir a tu pareja, hijos, mascotas; incluye el uso del espacio, y también a ti. Es probable que no hayas considerado adaptar un lugar en casa porque pensaste que la contingencia duraría menos, quizá no pusiste muchas reglas de convivencia porque pensaste que al concluir las vacaciones tus hijos estarían de vuelta en la escuela, tú en la oficina y nuevamente a verse un rato por las noches.

Y luego estás tú, al final de todo lo que hay que atender estás tú. Si hay alguien con quien debes hacer equipo es contigo, quizá pensaste que el estrés que esta situación generó duraría unos pocos meses y podrías manejarlo y aunque algo de estrés no es malo, de hecho nos mueve y enfoca; mantener altos niveles de estrés por tiempos prolongados puede tener serias consecuencias en la salud.

Nos preocupan los colaboradores que lleguen a encontrarse en esta situación y aunque estas líneas parezcan de inicios de la pandemia, no dejaremos de insistir en que debes revisar tus hábitos, desde tus horas de sueño, tus alimentos y horarios para ello, el poco o mucho ejercicio que realices.

Y por otro lado, hoy más que nunca debes hacer equipo con quienes compartes el espacio; recuerda que no sabemos cuándo termine esta condición y por salud mental de todos, es necesario poner reglas justas y adecuadas para cada miembro en casa.

Hace unos meses nos preocupaba mucho saber si los colaboradores podían ser productivos en casa; hoy sabemos que podemos hacer equipo contigo aún a la distancia. 

Hoy nos preocupa mucho tu salud física y mental, las organizaciones queremos que todos estén bien y podemos contribuir para que estés bien, pero la mayor responsabilidad siempre será tuya. Haz equipo, primero contigo, con tus pensamientos, con tus actitudes, con tus sueños y metas, con tus fortalezas y debilidades. Cuando todo esto suene dentro de ti como una pieza armoniosa podrás contagiar a otros y volverlos tu equipo.